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57. Ib. As de Tarraco.

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3,29 

Hay existencias

Reproducción de un as de TARRACO (Tarragona)  a partir de un as auténtico de Tarraco con un anverso con una imagen de Tiberio y en el reverso una imagen de Augusto. (VER DESCRIPCIÓN).

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Descripción

AS DE TARRACO.

Época: 15  d. C.

Moneda: As

Ceca. Tarraco

Material: Zamak

Inscripciones:

Anverso: Cabeza de Tiberio laureada a derecha; alrededor leyenda TI CAESAR DIVI AVG F AVGVSTVS.

Reverso: R/ Cabeza de Augusto radiada a derecha; alrededor leyenda DIVVS AVGVSTVS PATER C V T TAR.

 

 

 

 

Tiberio.

Nació el 16 de noviembre de 42 a. C, en Roma. Era el hijo de T. Claudius Nero y Livia. Se tienen pocos datos sobre su infancia y juventud que habría transcurrido en la casa de su padre. Si bien cuando Livia se convierte en la esposa de Octavio, Tiberio permanece, como su hermano Druso, en la casa de su padre pero a la muerte de este último, se une a su madre con el fundador del imperio. En el 26 a. C, Augusto cayó gravemente enfermo e instaló la amenaza de sumir de nuevo al mundo romano en el caos. Aunque los historiadores antiguos defienden la teoría de que Marco Vipsanio Agripa o Marco Claudio Marcelo podrían sucederle en el momento de su muerte, el asunto sucesorio se convirtió en el mayor problema de Augusto. Como respuesta, seleccionó a una serie de posibles herederos, entre ellos Tiberio y su hermano Druso. En el año 24 a. C, a la edad de diecisiete años, Tiberio se inició en la política bajo la dirección de Augusto siendo nombrado cuestor, antes de la edad. Se le concedió el derecho de presentarse a las elecciones de cónsul y pretor cinco años antes de la edad requerida por la ley. Los mismos derechos se concedieron a su hermano Druso.

Recorrió muy rápidamente el cursus honorum. En el 20 a.C, Augusto le encarga restablecer a Tigranes, aliado de Roma en el trono en Armenia. Gobernador de la Galia en el 15 a. C, fue cónsul dos años después. En el 12 a.C, tuvo que repudiar, por orden de Augusto, a su primera esposa Agripina, hija de Agripa, a quien amaba, para casarse con Julia, hija de Augusto y viuda de Agripa marchando poco después hacia Illyricum y Panonia, donde habían estallado disturbios muy graves. Luchó contra los rebeldes con notable energía y restauró el dominio romano en esta accidentada región. En el 9 a.C, tras la muerte de su hermano Druso, llegó a Alemania, llevó el cuerpo de su hermano a Roma y pronunció su discurso fúnebre en el Foro. Luego fue enviado por Augusto contra los alemanes; obtuvo varias victorias sobre ellos y recibió los honores del triunfo. En el año 6 a. C, Augusto lo asoció con el poder supremo, otorgándole el poder tribunicio durante cinco años. Sin embargo, no existía simpatía entre Augusto y el hijo de Livia con lo que a causa de su carácter arisco y de su desgraciado segundo matrimonio, acaba por enemistarse con Augusto y marcha a un exilio voluntario a Rodas durante siete años. Regresa a Roma, tras la muerte de Cayo y Lucio César, nietos de Augusto y es adoptado por Augusto que le confiere nuevamente el poder tribunicio, esta vez por diez años. Poco después, Tiberio fue enviado nuevamente a Alemania; logró un éxito brillante allí. Finalmente, cuando Augusto murió, fue proclamado emperador (14 d. C.).

En 20 a.C Tiberio fue enviado a Oriente bajo el mando de Agripa con el objetivo de recuperar las águilas de las legiones que los partos habían arrebatado a Marco Licinio Craso (Batalla de Carrhae, 53 a.C).

Tras la muerte de Cayo y Lucio, los herederos al trono, fue llamado por el emperador y nombrado sucesor, a condición de que adoptase a su sobrino Germánico. Tras una serie de nuevas campañas en Germania, a la muerte de Augusto fue nombrado emperador.

La muerte de Germánico, acaecida en extrañas circunstancias, la persecución de la que fueron objeto otros notorios miembros de la familia imperial y los procesos de lesa majestad abiertos contra la élite senatorial, atrajeron sobre él una gran impopularidad, agravada por su decisión de abandonar Roma y gobernar desde su lugar de retiro en Capri. La ausencia del emperador otorgó gran poder a Sejano, el prefecto del pretorio, que utilizó su posición para reprimir duramente a sus enemigos políticos e incluso asesinar a Druso, el hijo de Tiberio, para facilitar así su propio camino al trono. Descubierto por Tiberio, Sejano cayó en desgracia y fue ejecutado. Al morir, Tiberio dejó a su sucesor, Calígula, una institución imperial consolidada, con las arcas llenas y las provincias en paz.

El asesinato de Sejano y los juicios por traición dañaron la imagen y la reputación de Tiberio. Tras la caída de Sejano, la retirada de Tiberio fue completa; el Imperio siguió funcionado a través de la inercia burocrática establecida por Augusto, en vez de ser dirigido por el emperador. Tiberio se volvió completamente paranoico y pasó cada vez más tiempo aislado tras la muerte de su hijo. Tiberio no realizó disposiciones para garantizar una sucesión pacífica pues tras la muerte de su hijo quedaron como únicos candidatos para sucederle su nieto Tiberio Gemelo y el hijo de Germánico, Calígula.

Tiberio murió en Miseno el 16 de marzo de 37 a la edad de 77 años. Según Tácito la muerte del emperador fue recibida con entusiasmo entre el pueblo romano, sólo para silenciarse repentinamente cuando tuvo noticias de su recuperación y volverse a regocijar cuando Calígula y Macro le asesinaron.

Sin embargo, los escritos de Tácito son probablemente apócrifos ya que no son confirmados por ningún otro historiador antiguo. El relato de Tácito puede indicar el sentimiento predominante en el Senado hacia Tiberio en el momento de su muerte.

 

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