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7.Xto. Prutah de las Guerras Judías.

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Prutah de las Guerras Judías con un ánfora en el anverso y una hoja de vid en el reverso. (VER DESCRIPCIÓN).

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Descripción

PRUTAH DE LAS GUERRAS JUDÍAS.

Moneda: Prutah.

Ceca. Jerusalem. 66 – 70 d. C.

Material: Zamak

Inscripciones:

Anverso: Ánfora, texto en arameo. ‘Shnat Shtayim’

Reverso: Hoja de vid con texto en arameo, ‘Chayrot Zion’ (Libertad de Sión).

 

 

 

GUERRAS JUDÍAS.
La primera guerra judeo-romana, también llamada la gran revuelta judía (en latín Bellum Iudaicum; en hebreo המרד הגדול, ha-Mered Ha-Gadol), fue la primera de las tres principales rebeliones de los judíos de la provincia de Judea contra el Imperio romano (guerras judeo-romanas), y tuvo lugar entre los años 66 y 73 —la segunda fue la guerra de Kitos (115-117) y la tercera la rebelión de Bar Kojba (132-135)—. Comenzó en el año 66, a causa de las tensiones religiosas entre griegos y judíos. Terminó cuando las legiones romanas, comandadas por Tito, en el año 70 asediaron y destruyeron Jerusalén, donde saquearon e incendiaron el Templo de Jerusalén, demolieron las principales fortalezas judías, especialmente Masada, en el año 73, y esclavizaron o masacraron a gran parte de la población judía.
En el año 6, Judea, que hasta entonces había sido un Estado cliente de Roma con su propio gobernante, fue incorporada como provincia al Imperio romano. Pasó a ser regida por un procurador, responsable del mantenimiento de la paz y de la recaudación de los impuestos. En este último aspecto, eran comunes los abusos, lo cual causaba hondas molestias a la población judía, que debía soportar una doble carga impositiva, ya que también era obligatorio ofrecer tributo al Templo de Jerusalén. Por otro lado, la presencia de la autoridad romana fue también fuente de tensiones religiosas: desde el comienzo de la administración, los romanos se arrogaron el derecho a nombrar al sumo sacerdote. Otro conflicto de tipo religioso, que estuvo a punto de desembocar en una revuelta, se produjo cuando el emperador Calígula tomó la decisión de ubicar una estatua suya en el interior del templo. El asesinato de Calígula en el año 41 impidió que su propósito se llevase finalmente a cabo.
Desde la muerte del rey Herodes el Grande, antes incluso de que la dominación romana empezara a ejercerse de forma directa, había surgido entre los judíos un movimiento revolucionario de orientación teocrática, cuya finalidad era la expulsión de la presencia romana en Judea: los zelotes. Generalmente se considera como el iniciador de este movimiento a Judas el Galileo. Este grupo permanecería activo durante seis décadas y sería uno de los principales motores de la revuelta en el año 66. El movimiento fue radicalizándose a medida que los sucesivos incidentes iban acentuando el antagonismo entre judíos y romanos.
Conquistada Jerusalén, en la primavera del año 71 Tito parte hacia Roma, habiendo encargado la tarea de terminar las operaciones militares en Judea a la Legio X Fretensis bajo las órdenes del nuevo gobernador de Judea, Lucilio Baso. Debido a una enfermedad, Baso no completa la misión, por lo que es sustituido por Lucio Flavio Silva. Así, Silva marcha hacia la última fortaleza judía que quedaba en pie, Masada, en el otoño del año 72. De acuerdo con Josefo, cuando los romanos finalmente lograron entrar en Masada (año 73), descubrieron que novecientos cincuenta y tres defensores, bajo el liderazgo del sicario Eleazar ben Yair, habían preferido suicidarse en masa antes que rendirse.
Tras la revuelta, toda Judea se convirtió en una provincia en ruinas, con una Jerusalén reducida a escombros y el Templo destruido. Según el autor judeorromano Flavio Josefo, aproximadamente 1.100.000 judíos murieron y 97.000 fueron capturados y esclavizados, los cálculos actuales estiman el número de muertos entre 600.000 y 1.300.000 judíos. Desde el punto de vista histórico, la derrota de los judíos fue una de las causas de la Diáspora —numerosos judíos se dispersaron tras perder su Estado y algunos de ellos fueron vendidos como esclavos en diferentes lugares del Imperio romano—, y una de las mayores catástrofes de la historia judía, que acabó con la historia del Estado judío en la antigüedad. Por otro lado, desde el punto de vista religioso, la destrucción del Templo de Jerusalén supuso la pérdida espiritual más importante de los judíos, que todavía hoy recuerdan en el día de duelo de Tisha b’Av.

Numismática Clásica.
Prutah 1° Revuelta Judía, 66-70 dC. 47378519_1088889814606472_8342075160378998784_n.jpg?_nc_cat=100&_nc_ht=scontent-scl1-1

 

 

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